La escuela de los años treinta
He querido escribir en esta ocasión sobre la escuela de los años treinta en el pasado siglo XX. Ya saben ustedes lo que me gusta buscar datos, preguntar e investigar para sacar resultados. Pues bien, con todo ello, he podido conocer
más o menos cómo era la escuela de nuestros mayores (padres y abuelos) teniendo
en cuenta que era época de la 2ª República, donde las disposiciones generales
sobre la educación eran, por ejemplo, las relativas a la creación y
construcción de escuela que, dicho sea de paso, nunca se construyeron...
El
local para la escuela era proporcionado por el ayuntamiento del pueblo, pero al no tenerlos en propiedad alquilaba una casa que se preparaba para tal fin, incluso una habitación para el maestro, aunque como ustedes ya pueden imaginar, todo esto con muncho que desear. También se incluía el material escolar que se empleaba. Hemos de decir que en Sierra de Yeguas, en tiempos de la 2ª
Republica, otra de las medidas fue la retirada de los símbolos religiosos de
las escuelas, así como la aplicación de la ley de confesiones religiosas, entre otros muchos aspectos. La escuela de
Sierra de Yeguas en los años treinta, en número de tres, dos de niños y una de
niñas, no tenían ningún tipo de aseo ni ningún
recurso para mantener el aula caliente en época de invierno. Los niños
tenían que ir muy bien abrigados cosa que no era un gran problema para la
mayoría, ya que los niños que iban al colegio eran los hijos de las familias más
pudientes. Sin embargo, a la minoría de niños de familias desfavorecidas les era imposible abrigarse debidamente.
Respecto a la edad en la que se comenzaba el colegio era alrededor de los seis o siete años. Sin embargo era más importante para muchas familias que los hijos se dedicasen a trabajar que a ir a la escuela: los niños en el campo y las niñas a las tareas del hogar y costura.
Tenían un solo profesor, el cual impartía todas las asignaturas. Entre ellas destacaban: Lengua española, Aritmética, Historia de España, y Geografía. El material que utilizaba el alumnado era muy básico: lápiz, goma de borrar, libreta y una cartilla con la cual se aprendía a leer.
¿Cómo impartía el maestro las clases? El maestro escribía en la pizarra el tema que tocaba y los alumnos copiaban o les mandaba a leer. También explicaba y dictaba e incluso ponían en la libreta las cuentas de sumar, restar y algunos aprendían hasta a multiplicar.
¿Y para hacer una necesidad, tendrían algún tipo de servicio? "Qué quieres que te diga, Niño, si tú por la edad que tienes me parece que en tus tiempo eso también llegaste a conocerlo", me responde uno de mis colaboradores; había un recinto, el corral, llamado estercolero y ahí se hacían las necesidades. Y en cuanto al agua de beber el maestro tenía un cántaro y un jarrito y nos daba para bebe cuando teníamos sed.
La escuela de los años cuarenta
Como no podía ser de otra manera, continué en mi empeño de saber más sobre la escuela de nuestros mayores. Sin embargo compruebo que la escuela había sufrido un cambio con las nuevas normas políticas, por tanto las disposiciones generales sobre la enseñanza y educación escolar, en cierto modo, cambiaría en algunos aspectos.
La Dictadura era el régimen político por estos años; las disposiciones generales sobre la enseñanza y educación escolar también apostaban por la creación y construcción de escuelas, y de nuevo tengo que decir que aunque durante todo el tiempo transcurrido del siglo XX se habló de construir escuela en nuestro pueblo tampoco en los años cuarenta se edificó ninguna.
Ya por esta fecha se contaba con seis escuelas, tres de niños, dos de niñas y una de párvulos.
Ahora la escuela la presidia un crucifijo
de Cristo justo en la cabecera donde estaba la mesa del maestro, y en la pared
opuesta una foto del general Franco.
El maestro se sentaba en su mesa, que tenía una pequeña bandera de España que era obligatoria; se tenían que levantar los niños antes de empezar las clases y levantar el brazo derecho y cantar “el cara al sol”, que también era obligatorio.
Los pupitres eran de madera de dos plazas, es decir, dos niños por pupitre; el maestro solía dictar mucho, también escribía el tema que tocaba y explicaba en la pizarra negra que estaba colgada en la pared frente a los niños, e incluso sacaba a los niños a leer en ella. Además había que copiar el tema que había escrito en la pizarra.
Las asignaturas más importantes solían ser: Historia de España, Historia Sagrada, Geografía y Aritmética.
Se recordaba al maestro como alguien autoritario y respetuoso. Los alumnos eran castigados físicamente cuando no cumplían las normas impuestas en el aula. La religión católica estaba vigente en el día a día; los materiales que usaban los alumnos seguían siendo muy básicos: lápiz, libreta, goma de borrar, una enciclopedia donde se encontraban todas las asignaturas, una cartilla de lectura y, por último, a la hora de terminar las clases, una oración rezada con el Padre Nuestro.
Por parte del ayuntamiento de nuestro pueblo es justo decir que en aquellos años cuarenta continuaba preocupándose cada año de que las casas-escuelas estuviesen arregladas y encaladas, pues eso también era muy preciso para la desinfección.
En cuanto a los servicios, creo que ya se pueden imaginar, eran de lo más deprimente sobre todo por carecer de agua potable y desagüe: consistía en un pequeño cuarto de un metro cuadrado con un agujero conectado con un pozo ciego que cada año había que limpiar y desaguar. En ese aspecto tampoco se había mejorado mucho.
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