sábado, 29 de enero de 2022

 

                                     El golpista Miguel Primo de Rivera

      El 13 de septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera da un golpe de Estado. Las cosas en el país estaban tan complicadas que se hizo con el poder sin oposición alguna. El gobierno del general abriría así un periodo marcado por la suspensión de las garantías constitucionales, la prohibición de otras lenguas que no fuesen el castellano, la disolución de las diputaciones provinciales y la censura de prensa.

     A partir de la aceptación del golpe de Estado de Primo de Rivera, el rey ya no actuó como monarca constitucional, sino como jefe del Estado de nueva forma política de “dictadura con rey”, que se iba a difundir más tarde por otras monarquías europeas.

     La declaración de estado de guerra, aunque sea una paradoja, condujo a que se restableciera la paz social. Desapareció casi por completo el pistolerismo y se redujo el número de huelgas, a lo que contribuyó también el crecimiento económico que se vivió en los “felices años veinte.” 

     La política seguida por la dictadura con las dos grandes organizaciones obreras fue muy distinta. Primo de Rivera intentó atraerse a los socialistas, provocando una división en su seno entre los partidarios de la colaboración con la dictadura. De Rivera se consideró a sí mismo el "cirujano de hierro" que debía lograr "el descuaje del caciquismo". 

     En 1924 funda la Unión patriótica, partido único y personalista que sostiene a la dictadura. 

     A pesar de todas estas medidas dictatoriales, Miguel Primo de Rivera fue un dictador sin carácter de dictador. Y a los hechos me remito. Tuvo, además, un talante ajeno a la crueldad que le diferenció claramente de otros. Podemos decir que su figura fue la de un dictador que no quiso afianzarse en el poder.      

    Esta forma de gobierno se prolongó por seis años y cuatro meses, sin embargo  es desconocida esta etapa por una buena parte de los españoles. Durante todo ese tiempo se impulsó la creación de empresas públicas como Campsa, Telefónica, Iberia, Banco exterior de España o Paradores nacionales, y fue en este periodo cuando el país paso a disfrutar de carreteras de primera calidad, a lo que hay que añadir las mejoras ferroviarias. Además de toda una serie de mejoras en el campo, incluyendo la creación de la confederaciones hidrográficas para una nueva política de regadíos.

      A pesar que desde el principio había presentado su régimen como “temporal”, Primo de Rivera tenía claro que cuando el país se estabilizara volvería la democracia. No tenía ninguna intención de afianzarse en el poder, ya que los sectores sociales y políticos, así como parte del ejército, fueron retirándoles la confianza.  Los agricultores se quejaban de altos aranceles porque perjudicaba a las exportaciones de aceite o vino, entre otros muchos productos, lo que daba lugar también la subida de los productos en el mercado interior.

     Debido a este estado de descontentos, y quizás también al estado debilitado del dictador, se produjo la caída del régimen el 28 de enero de 1930, presentando así su dimisión al rey D. Alfonso XIII , y éste la aceptó. Poco después de dejar el poder le llegaría la muerte (el 16 de marzo de 1930 en París, Francia) tras el agravamiento de la diabetes que padecía. 

      Con este pequeño resumen he querido explicar el momento político de la nación en tiempos del dictador  D. Miguel Primo de Rivera, un gaditano que nación en Jerez de la Frontera un ocho de enero de 1870. Y aunque si bien es cierto que una dictadura no deja de ser lo que es, sea del color que sea, todavía hay algunos mayores que recuerdan los tiempos del gobierno de Rivera de los mejores que se vivieron en aquellas décadas del siglo XX.

     

 

 

                                                

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