La hacienda pública local y el estado
político en España
Autorizando las disposiciones vigentes
como recursos ordinarios para las atenciones de los presupuestos municipales, los recargos del cincuenta y tres por ciento, respectivamente, sobre el
impuesto de células personales y contribución industrial, acordó el cabildo en
votación ordinaria utilizarlos para el próximo ejercicio, debiendo tenerse en
cuenta esta decisión por la comisión de Hacienda al formular el proyecto de
presupuesto del año mil novecientos veintiuno y veintidós.
Quiero entender que esto se trataba de un
sobreimpuesto transitorio a los ya
existentes por un tiempo limitado por solventar y sacar adelante los
presupuestos municipales… Esto mismo, o algo parecido, yo llegué a conocerlo
entre los años sesenta o setenta, no puedo precisar, y que solo duró un par de
años: se trató de un impuesto llamado “préstamo personal” y había personas que no podían pagarlo, por lo que pagaban haciendo algún trabajo municipal.
Este impuesto no llegaba en buen momento
ya que la vida estaba cada día más difícil. Aunque el Ayuntamiento necesitaba
recursos monetarios, por lo que voy investigando, son muchas las cosas que hay
precargada al consistorio, y se esfuerzan por sacarlo todo adelante: pagan
facturas de farmacia de medicinas para los enfermos más pobre e incluso alimentos a
los más necesitados del pueblo.
En las zonas rurales, y España en general, las cosas no iban bien; los cambios de gobierno en la nación eran constantes, lo que no le daba
estabilidad al país. Se daba la circunstancia de que los gobiernos apenas duraban un año. Manuel Allende Salazar Muñoz, por entonces presidente del Gobierno, cae
en las elecciones de mayo de 1920, en favor del conservador Eduardo Dato. Este, en principio, impulsó la necesidad de negociación para lograr la paz social sin
poderlo conseguir, lo que le llevó más tarde a negociar con el rey Alfonso XIII
el decreto de disolución de las cortes, convocando nuevas elecciones para
diciembre de 1920. Este mandato apenas duraría ocho meses.
A pesar de todos los esfuerzos, las
manifestaciones callejeras, los enfrentamientos personales y el pillaje se daba
al traste con todos los gobiernos.
La violencia alcanzó al propio primer
ministro. El 8 de marzo de 1921, Eduardo Dato fue asesinado en Madrid. El Ayuntamiento de Sierra de Yeguas se
manifestaba de esta manera por la pérdida del presidente del Gobierno de
España:
Sesión Ordinaria del 10 de marzo de 1921
En Sierra de Yeguas, a las diez del día 10
del mes de marzo de mil novecientos veintiuno, reunidos en la sala capitular bajo la presidencia del señor alcalde D.
Francisco Muñoz Sánchez y los concejales con objeto de celebrar sesión ordinaria.
Ante de entrar en orden del día y a
propuesta del señor presidente, acordó el Ayuntamiento por unanimidad de que
conste en acta su protesta más enérgica por el desagradable atentado del que fue
víctima el pasado día ocho el ilustre hombre público excelentísimo señor D.
Eduardo Dato Bradiez presidente del consejo de ministro; asociarse al duelo
nacional por la pérdida humana y política y testimonial al gobierno de S.M., sus
sentimientos por mediación del excelentísimo señor gobernador civil de la provincia.
Queda claro que el reflejo de todo lo
que estaba pasando en el país llegaba también a las zonas rurales. El pillaje
era continuo también en nuestro pueblo, debido a la escasez de trabajo y mal
pagado. Y la inseguridad ciudadana era constante, a pesar de que todo se conocía,
pero el hambre no sabe de amistades.
Desde 1919 al 1921 se celebraron en
España cinco elecciones generales que sumieron a nuestro país en el desconcierto y caos político.
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