jueves, 24 de marzo de 2022

            

HISTORIA DE LA HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES DE SIERRA DE YEGUAS

 

    FECHA FUNDACIONAL: Se supone que es de principios del siglo XVIII, ya que se tiene constancia documental de que la Hermandad, en el año 1750, era propietaria de una serie de terrenos.      

     SEDE CANÓNICA: iglesia de la Inmaculada Concepción, única en esta villa.

   INDUMENTARIA: Túnicas y capirotes negros con cinturón de esparto y pañuelo, con anagrama Mariano y otro escudo situado en el pecho.

(Imagen anterior a su actual restauración)

    INCONOGRAFÍA: Imagen de vestir con manos expresivas, cuyo rostro, de facciones muy suaves, denota el sufrimiento a través de los ojos y boca entreabierta.

    Nº DE HERMANOS: Quinientos, de los que doscientos se visten de penitentes.

     MOMENTO DE INTERÉS: Los Cultos, salida, Encuentro con Jesús Nazareno y entrada en el templo.

    CARGOS: Hermano Mayor, Teniente de hermano mayor, fiscal, mayordomos, secretario, tesorero, vocales y camareras.

      La antigua imagen de la Virgen de los Dolores era de autor desconocido, muy guapa. Según cuentan nuestros mayores tenía cierto parecido a la Esperanza de Triana. Poseía  un manto de terciopelo bordado en oro. Salía sin palio. Pero en los años veinte, la familia Solís Gozálvez adquirió unas andas o trono de palio, de terciopelo negro, bordado también en oro, bambalinas de terciopelo negro y flecos de oro, cuatro candelabros, dorados, con parabrisas. Conjunto muy bello. 



      Sobre la historia del palio, hay algo que aún hoy día no consigo entender y es el porqué la  Virgen de los Dolores salía sin palio durante varios años de la posguerra. La razón por la que me pregunto esto tiene una explicación que paso a contarles.   Cuando yo contaba con la edad de diez a trece años hacía el aprendizaje de carpintero en la casa de Dñª Dolores Gozálvez Solís, o “casa de Troya”. De las veces que yo subía a los camarotes, siempre me gustaba mirar un arca de color negro y con un letrero pintado en purpurina dorada en el que decía “Virgen de los Dolores”. Junto al arca, en un rincón, había 8 varales negros redondos que entonces yo no sabía para lo que servían, puesto que yo siempre he conocido a la Virgen con el mismo palio. Sin embargo, hoy en día, me doy cuenta de que aquellos ocho varales podían haber sido parte del palio antiguo que tuviese la anterior Dolorosa, y que en el arca negro estuviese la tela del palio y bambalinas, pero que posiblemente nadie pensó que estuvieran allí guardados, o quizás nadie se animó a ir a pedirlos por el todavía reciente trance que esta familia había vivido durante la guerra civil.

      Esta Hermandad siempre hizo estación de penitencia el Viernes Santo por la mañana. Pero por la noche acompañaba al Santísimo Cristo de La Vera Cruz y al Santo Entierro de Cristo. Para ello solo se le cambiaba la saya y se le ponía una negra. Esto ocurría entre los años 1915 y 1930, y se supone que anterior a estas fechas sería lo mismo, ya que no existía la Virgen de la Soledad ni la de la Esperanza.

      En el año 1936, el 21 de julio, fue saqueada la iglesia parroquial, desapareciendo por consiguiente la sagrada imagen.

      En el año 1940 fue encargada y costeada por el entonces Hermano Mayor de esta Cofradía, D. Antonio González  Soriano, la nueva imagen de dolorosa que fue tallada en Valencia.

      Desde ese año, la Cofradía ha seguido su vida normal, haciendo  estación de penitencia el Viernes Santo por la mañana.

      Esta Cofradía comienza un nuevo camino a partir de estas fechas, y como cualquier Hermandad, las dificultades con que se encuentra no son pocas, pues los tiempos que corrían no eran para menos.

      Mucho tuvo que ver en la reorganización de la Hermandad el mítico párroco D. Rafael Pabón García, quien viendo que la Hermandad no acababa de estabilizarse, es él quien pide a los hermanos una reunión general. En dicha reunión se escribió la primera acta que dice lo siguiente:

      En Sierra de Yeguas, a 17 de enero de mil novecientos cuarenta y dos, convocados por nuestro párroco Don  Rafael Pabón García, se reunieron, en la casa Rectoral, bajo su dirección, un número crecido de de hermanos de la Cofradía de la Virgen de los Dolores, para deliberar sobre su total restablecimiento y organización.

     Decididos y entusiasmados por tal fin, propusieron cada uno no regatear en ayudar para que la Hermandad floreciese como en su mejor tiempo. Para ello se puso sobre la mesa los siguientes puntos: 1º renovar la Junta de Gobierno; 2º fijar cuotas mensuales a los hermanos; 3º reparar la capilla y el retablo de la Virgen.      El primer punto fue puesto en realidad de la forma siguiente. Presentada la dimisión el Hermano Mayor D. Antonio González Soriano,  fue aceptada al igual que los demás directivos, no sin antes mostrarle el más sentido agradecimiento por la labor realizada durante el año transcurrido. Una vez celebrada las votaciones, queda como sigue: por unanimidad, fue   elegido Hermano Mayor D. Francisco Arias Mancha: secretario, D. Francisco Luna Prados; 2º secretario, D. Ignacio Sánchez Herrera; tesorero, D. Juan Pozo González. Quedando estos directivo encargado de nombrar los restantes cargos en próximas reuniones que habrían de ser mensuales.  Con respecto al segundo punto, acordaron imprimir varios talonarios para los recibos de las cuotas mensuales. En cuanto al tercer punto, nuestro párroco visitaría a doña Ana Gozálvez, antigua camarera de la Hermandad, esperando abrir la suscripción para dicho objeto con una suma crecida.

      Sin nada más que tratar, la directiva manifestó su agradecimiento a los presentes, asegurando que no quedarían defraudados en la confianza puesta en ellos y que procurarían desempeñar los cargos encomendados con toda la perfección de la que fuesen capaces.

       Anterior a  este acta debió de celebrarse varias reuniones más para acordar el nombramiento del Hermano Mayor saliente D. Antonio González Soriano, ya que el anterior a este, D. Pedro Solís Gozálvez desapareció en la guerra civil de 1936.

 

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