miércoles, 25 de septiembre de 2024

 

                                                   Un pueblo sin pan...

     ¿Saben ustedes que a principio de los años treinta del siglo XX, y concretamente en  1932,  en Sierra de Yeguas llegó a faltar el sustento más preciado como lo era el pan? Debido al deterioro económico que sufrían los productos agrícolas con respecto a los costes de producción fue una de las causas principales de los rendimientos y la escasa productividad. Esta crisis llegaba también a nuestro pueblo. Al mismísimo dueño de la fábrica de harina, quien fuera uno de los agricultores más productores de trigo, también le alcanzó el problema de la falta de trigo. 

     Comentamos, a continuación, el documento que daba crédito y fe a dicho problema tan grave en Sierra de Yeguas, y que nuestro ayuntamiento intentó por todos los medios solucionar. 

                                             Sesión del 30 de abril de 1932

     Subsistencia y escasez de trigo: La junta de abastos, en unión de los demás señores concejales, discutió ampliamente lo relativo al abastecimiento de pan a la localidad y a la carencia de trigos y harina para prevenir la falta de este tan necesario artículo, dadas las anormales circunstancias de la falta de dicho cereal, hasta que no lo haya de nueva cosecha, estando paralizada la fábrica de harinas de D. José Borrego Nieto.

     Por su parte, el señor alcalde dio conocimiento de la conferencia tenida con los panaderos que se quejaron de la falta de harina para abastecer de pan a la población, así como de las gestiones que había hecho con el  gobernador civil  para que se remitiera un vagón de trigo cada semana del exótico que se está recibiendo en Málaga, manifestando, de esta manera, que hasta el momento todas sus gestiones habían resultado infructuosas, y que temía que de no hacerse las diligencias necesaria para adquirir trigo o harina en breve quedaría sin abastecer de pan la población de Sierra de Yeguas. Por su parte, el señor Luna Gómez propuso que se trajera el pan necesario de los pueblos limítrofes en previsión de que faltase tan preciado alimento, y entretanto se hacían las diligencias necesarias por la alcaldía de Sierra de Yeguas para adquirir del industrial don Francisco Casado el trigo o la harina pertinentes. De la misma manera el señor Carbonero Aguilar convenía que era preferible autorizar la elevación del pan a 0'70 céntimos el kilo, de manera transitoria, antes de que faltase el necesario, ya que la harina que podía servir vendría cargada a mayor precio que la tasa. Y como se reconociera la urgencia del caso, se acordó por unanimidad autorizar al alcalde don Antonio Solís Fernández a que se trasladara a Málaga para una conferencia con el señor gobernador y así ver el medio de conseguir el envío de trigo exótico o de harina al citado industrial serrano.

     Y, mientras tanto, continuamente atendiendo a los más pobres de nuestro pueblo, los panaderos pasaban la factura de las donaciones: se ordenaba abonar, del capítulo correspondiente, a D. Luis Camacho la cantidad de 165,65 pesetas para el importe de 261 panes dados como socorro el  día uno  de mayo a los obreros sin trabajo de la localidad. También a D. Isidro Becerra, la cantidad de 3,25 por 5 panes dados de su panadería para la misma causa y quince panes más por un importe de 9 pesetas; y un suma y sigue bastante amplio...  

     Por si fueran pocos los problemas para el alcalde y el ayuntamiento en pleno de Sierra de Yeguas, además de la falta de trabajo para los obreros en paro, ahora les faltaba el sustento más preciado y necesario: el pan.

     Hoy en día, cuando leemos estas cosas, nos parece mentira... Que en el siglo XX se viviera así cuesta trabajo creerlo, aunque nuestros mayores nos contaban muchas otras cosas también increíbles para la juventud de hoy. Y es que, como ya hemos mencionado en otros escritos de la historia de Sierra de Yeguas, el pasado siglo XX ha sido uno de los periodos de la historia más intensos que le ha tocado vivir a la humanidad. Un siglo de contrastes...      

     Levántate, panadero,

que la noche ya es tardía,

que al alba la algarabía

al olor de masa cocía

   espera impaciente su pan del día...  

                                                                                     C. S.

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